
Bryan Johnson tiene 46 años, vive en California y lleva un estilo de vida monitoreado por 30 médicos para reducir su edad biológica y alcanzar los 200 años. Qué tratamientos realiza y cómo es su día a día
Si un amigo nos cuenta que toma 111 pastillas diarias, bebe jugos llenos de polifenoles y realiza múltiples tratamientos con láser en todo su cuerpo cada día en búsqueda de la inmortalidad, pensaríamos que no está en sus cabales y perdió el juicio.
Sin embargo, ese ser humano que se niega a morir, existe.
Es Bryan Johnson, un norteamericano multimillonario de 46 años que vive en California y que se propuso vivir más de 200 años mediante un complejo y costoso plan de vida que incluye el monitoreo permanente del funcionamiento de su cuerpo, incluso cuando duerme.
Johnson, lleva adelante una intensa rutina “antiedad”, que le cuesta 2 millones de dólares al año con el fin de tener una edad biológica distinta a la cronológica, sentirse más joven y vivir mucho más tiempo que el promedio general de la población, hoy establecido en 80 años, pero con personas que han vivido más de 110.
El excéntrico empresario tecnológico no está solo en esta cruzada: 30 médicos trabajan para controlar una especie de ingeniería saludable con la que convive las 24 horas.
Hace unos años se involucró en el Project Blueprint, un sistema de extensión de vida en el que “subcontrata” cada decisión que involucra su organismo a un equipo de médicos, quienes -mediante sus datos personalizados- desarrollan un estricto régimen de salud para reducir lo que Johnson llama su “edad biológica”.
Ese sistema incluye tomar 111 pastillas todos los días, usar una gorra de béisbol que dispara una luz roja al cuero cabelludo, recolectar sus propias muestras de heces y dormir con un pequeño dispositivo adherido a su pene para monitorear sus erecciones nocturnas.

Todo esto tiene un objetivo central: “recuperar” su juventud, tener un cuerpo y órganos de 18 años y no de sus 46 años, como su documento de identidad revela.
“El experimento ha demostrado que un sistema competente es mejor para controlarme que un ser humano. Se trata de un avance que, está replanteando lo que significa ser humano”, dijo Johnson a la revista TIME en una reciente entrevista con la periodista Charlotte Alter.
Allí describió su intensa dieta y régimen de ejercicio como algo que “se sitúa en algún lugar entre el Renacimiento italiano y la invención del cálculo en el panteón de los logros humanos”.
También añade un entrenamiento de alta intensidad tres días a la semana. De vez en cuando, durante estos entrenamientos de alta intensidad, usa una máscara de plástico para medir su VO2 máx, o la tasa máxima de consumo de oxígeno durante el ejercicio físico. El VO2 Max de Johnson se encuentra entre el 1,5% superior de los jóvenes de 18 años, dice.
Tras su rutina de entrenamiento, Johnson come vegetales al vapor y lentejas pisadas. De postre come un budín de nueces, que está hecho con leche de nueces de macadamia y nueces molidas de Brasil, semillas de chía, linaza, lecitina de girasol, canela de Ceilán y jugo de granada. También destaca que el 15% quince por ciento de su dieta diaria se compone de este aceite de oliva.
Consume cúrcuma, pimienta negra y raíz de jengibre para las enzimas hepáticas y para reducir la inflamación. El zinc es su aliado para complementar su dieta vegana. Y una microdosis de litio, dice, para la salud del cerebro.

Después de comer, Johnson cepilla sus dientes y utiliza hilo dental antes de enjuagarse con aceite de árbol de té y aplicar un gel antioxidante. Sus médicos dicen que posee las encías de un joven de 17 años.
“La mayoría de la gente asume que la muerte es inevitable. Básicamente estamos tratando de prolongar el tiempo que tenemos antes de morir. Hasta ahora no creo que haya habido ningún momento en la historia en el que el Homo sapiens pudiera decir con seriedad que la muerte puede no ser inevitable”, sostuvo.
Johnson publica todas sus mediciones biológicas en Internet, desde su frecuencia cardíaca en reposo hasta su índice de placa e imágenes de sus intestinos tomadas con una “cámara del intestino delgado”, y millones de personas han visto sus videos de YouTube sobre su régimen de ejercicios y experimentos terapéuticos.
Un método criticado por los especialistas
Pero Johnson ha recibido múltiples críticas, especialmente de parte de médicos especialistas que critican su forma de vida y fundamentalmente su consumo de tantos suplementos en pastillas.
“La muerte no es opcional. Está escrita en nuestros genes”, afirmó el doctor Pinchas Cohen, decano de la Escuela de Gerontología Leonard Davis de la Universidad del Sur de California a la revista TIME.

En 2016, Johnson fundó Kernel, una empresa de neurotecnología que utiliza un casco especialmente diseñado para medir la actividad cerebral con el objetivo es detectar el deterioro cognitivo en las primeras etapas.
Su nueva empresa busca métodos para detectar el deterioro cognitivo (Blueprint)
Su nueva empresa busca métodos para detectar el deterioro cognitivo (Blueprint)
Johnson está actualmente soltero. Su hijo mayor está sirviendo en una misión para la iglesia mormona y su hija menor tiene 13 años y vive con su madre.
Por eso, Johnson pasa gran parte de su tiempo con su hijo mediano de 18 años, Talmage, quien se comprometió también con la dieta Blueprint, el descanso y las rutinas de ejercicio, pero se salta las terapias antienvejecimiento porque claramente no las necesita aún.
INFOBAE