
Aunque parezca que no hubiese sucedido nada y que el fútbol boliviano sigue su marcha “normal”, hubo un hecho que parecía convertirse en un inesperado tsunami que movería su débil estructura hasta hacerlo tambalear, y permitiría empezar las cosas desde cero.
Sin embargo, las denuncias de la Federación Boliviana de Fútbol, a cargo de su titular Fernando Costa, sobre amaños y sobornos para arreglar resultados de partidos para favorecer a apostadores, red de corrupción integrada por jugadores, árbitros y dirigentes, provocaron un alboroto del que hoy muy pocos se acuerdan.
En menos de dos semanas, todo se atenuó como si fuese una simple tormenta de verano. Un par de “culpables” sin indagación previa, entre ellos un futbolista y la comisión arbitral, y pare de contar. La investigación arrancó después y sigue su curso sin fecha definida de finalización.
Además del desprestigio nacional e internacional del balompié nacional, la reacción apresurada de la FBF sin medir costos, afectó a los clubes de la División Profesional porque paralizó el campeonato dos semanas por el simple hecho de creer que todo estaba podrido, cuando en realidad solo sean unas cuantas las manzanas podridas.
Este hecho ocasionó una crisis en la FBF y la División Profesional provocando un escándalo transmitido “en vivo y directo” por streaming. Fue tal el grotesco espectáculo, que terminó definido como “circo” por Marcelo Claure, presidente de Bolívar.
Del show no quedó nada positivo, simplemente la evidencia de la disputa personal entre los Costa, Fernando y Andrés, presidente de la FBF y titular de Always Ready, respectivamente, con el mandamás de The Strongest, Héctor Montes, motivada por la intención de los primeros de que se juegue otro torneo desde un inicio y la del otro de que se continúe la temporada como se diseñó a principios de año.
Después de la crisis, quedaron muchas interrogantes, entre otras, por qué la FBF pretendía dar por anulados los torneos del año y arrancar con otro, sin haber realizado ninguna investigación a fondo. Al final pasó el papelón de tener que dar marcha atrás porque no restaba tiempo ni para inscribir a los equipos bolivianos en las copas internacionales.
Asimismo, dio la impresión que Fernando Costa quedó debilitado en el cargo, sin el apoyo de los dos grandes de La Paz. The Strongest lo puso en jaque y se salió con la suya, y Bolívar que le critica el hecho de no haber aprovechado el momento para “refundar” el fútbol nacional.
Marcelo Claure fue lapidario en X (ex Twitter), calificando de “circo” a la dirigencia y preguntado a sus seguidores, hinchas de su equipo, que “¿quién creen que es el payaso mayor?”
En cuanto a Marcelo Claure, mantiene su condición de “lobo solitario” en el fútbol nacional, aislado de la manada, sugiriendo cosas y protestando decisiones desde tierras lejanas, sin ser escuchado por el resto. No se reunió nunca con sus pares, ni siquiera para plantear lo que pretende para lograr un cambio en el fútbol boliviano, todo lo hace a través de las redes sociales, sin tomar en cuenta que los dirigentes, seguramente, no lo siguen.
The Strongest sigue defendiendo su territorio, totalmente distanciado de Always Ready y en la vereda del frente de Bolívar, no solo por su rivalidad, sino por intereses particulares; uno quería que se juegue de nuevo y el otro pretendía que se respete la convocatoria.
Los clubes cruceños aprovecharon la crisis para recuperar la unidad. Blooming, Oriente Petrolero, Guabirá y Royal Pari se pusieron de acuerdo rápido para armar un cuadrangular del cual Real Santa Cruz se excusó. Antes, celestes y refineros habían armado una gran fiesta con un nuevo clásico en el que se disputó la tercera versión de la Copa Santa Cruz.
Wilstermann y Aurora están más amigos que nunca, algo que no ocurre entre los paceños.
El resto de los clubes viven a su manera, como solitarios representantes de sus regiones y sin mayor peso en las decisiones.
EL DEBER