
En el Día Mundial del Parkour, el atleta e investigador del movimiento Milton Veizaga recuerda su paso por Tarija, donde la cultura del entrenamiento físico, conciencia corporal y respeto por el entorno apenas despierta.
Cada 7 de junio se celebra el Día Mundial del Parkour, una disciplina urbana nacida en Francia a fines del siglo XX, cuya fecha conmemorativa coincide con el cumpleaños de su fundador, David Belle. Más que una serie de saltos espectaculares o acrobacias para redes sociales, el parkour es una práctica de movimiento integral que promueve la adaptación al entorno, la resistencia física y mental, y el respeto por el espacio urbano y natural.
El parkour implica años de entrenamiento físico y técnico. “No se trata sólo de saltar techos”, repite con frecuencia Milton Veizaga, atleta boliviano que viene promoviendo esta disciplina dentro y fuera del país. Su objetivo: difundir una práctica que, aunque todavía marginal en muchas regiones, ofrece herramientas profundas para el desarrollo personal y colectivo.
Tarija, entre el desconocimiento y la curiosidad
En diciembre de 2024, Veizaga vino a Tarija para impartir un taller gratuito de parkour. La convocatoria fue pequeña, asistió una persona extranjera, y dos más no pudieron llegar por no ser de la ciudad. La intención no resultó masiva, sino simbólica, y Veizaga comenzó a abrir camino donde no lo hay.
“Me llevo lindos recuerdos, pero también no buenos”, afirmó Veizaga. “Noté que las personas aún desconocen esta disciplina. Una persona se molestó al ver esta práctica, incluso cuando se trató de explicar de qué trataba, así que tuvimos que retirarnos para no agrandar el problema”. Este tipo de reacciones, lejos de desmotivarlo, refuerzan la necesidad de sumar pedagogía a la práctica: “En los talleres no sólo se trata de entrenar, sino también de concientizar”.
Durante su estadía, Veizaga exploró distintos puntos de Tarija, desde espacios naturales como las pozas, Marquiri y San Lorenzo, hasta sectores urbanos como el mirador de La Copa. “También hubo personas buenas e interesadas en el tema que me solicitaron poder volver y compartir otro taller”, cuenta con entusiasmo. Su visita dejó huellas, sembró preguntas, e incluso propuestas de regreso.
¿Quién es Milton Veizaga?
Fisioterapeuta kinesiólogo de profesión, encuentra su vocación más allá del consultorio. Se define como atleta e investigador del movimiento. Su formación incluye danza folklórica, jazz, danza clásica y contemporánea, además de artes marciales y entrenamiento militar, al que se adentró en 2013. Su acercamiento al parkour se dio en 2012, y desde entonces lo ha integrado con otras disciplinas corporales.
“Todo arte y práctica de movimiento se complementa”, sostiene. Desde esta mirada, el parkour no es una isla, sino un cruce de caminos que incluye técnica, improvisación, conciencia corporal y respeto por el medio.
Uno de sus mayores logros ha sido, junto al centro cultural mARTadero y la comunidad de parkour de Cochabamba, la gestión del primer spot oficial de parkour en Bolivia, un parque diseñado especialmente para esta práctica. El proyecto tomó más de tres años y representa un hito para quienes entrenan en condiciones muchas veces precarias.
Veizaga ha llevado su propuesta a distintos rincones del país y de Sudamérica. Este 2025 prevé realizar tres talleres en diversas ciudades bolivianas. Además, a finales de julio, compartirá un taller internacional en el Santuario Ecológico 108, ubicado en Aguas Frías, Quebrada Escobar, Villa Alemana, Chile.
Parkour: disciplina, adaptación y respeto
El parkour no tiene edad ni lugar único. Puede practicarse en entornos urbanos o naturales, siempre que haya conciencia del entorno y cuidado del espacio. Es tan válido para niños como para adultos. Lo importante es entenderlo como una práctica de exploración física y mental, donde cada salto, cada obstáculo, cada caída, es parte de un proceso.
“Lo bueno del parkour es que es bastante adaptativo”, afirma Veizaga. Y eso lo vuelve también profundamente humano, pues no hay una forma única de hacerlo, pero sí principios compartidos, como el respeto, la constancia y la capacidad de mirar con nuevos ojos el entorno cotidiano.
En ciudades como Tarija, donde el parkour todavía no ha echado raíces, la visita de personas como Milton Veizaga abre posibilidades y deja inquietudes que sólo la curiosidad verdadera resolverá. Y eso, para una disciplina que se basa en transformar lo que se da por hecho, puede ser el mejor punto de partida.
Sigue a Milton en redes sociales: @milton_veizaga y @arte.move.bo
También disfruta este video de @yaku.vacaflores practicando en la Loma de San Juan:
Fuente: El País